EL MUNDO: ‘La política europea está normalizando la islamofobia’

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Sostiene Tariq Ramadan que no es tiempo de Alianza de Civilizaciones sino de política con mayúsculas. “La Alianza habla solo de valores. Lo que necesitamos ahora no es discutir de valores desde los márgenes de la política sino de políticas basadas en valores, llenas de ética”, explica el profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos de la Universidad de Oxford en una entrevista a EL MUNDO. Ramadan (Ginebra, 1962) es uno de los pensadores musulmanes más aclamados del viejo continente.

Licenciado en Filosofía y Literatura Francesa y doctorado en Estudios Árabes e Islámicos, el académico -nieto del fundador de los Hermanos Musulmanes, el egipcio Hasan al Banna- reivindica el islam como una religión europea más y desde hace años exhorta a los musulmanes europeos a permanecer leales a su fe y a la sociedad secular en la que viven, una cohabitación que le ha granjeado no pocos detractores a uno y otro lado. “Lo que sucede es que careceremos de Estados verdaderamente seculares. Por eso se estigmatiza a unos credos más que a otros. El Estado laico debe implementarse de manera completa e igualitaria”, defiende Ramadan, presidente del “think tank” Red Musulmana Europa, radicado en Bruselas, y director del Centro para la Legislación y la Ética islámica, con sede en Doha.

 

Cientos de miles de personas han abarrotado el centro de París. Entre ellos, líderes políticos llegados de todo el mundo. ¿Qué se debe esperar de esos mandatarios?
Es entendible la respuesta emocional de estos días pero debemos hablar de políticas y de las verdaderas razones que explican lo sucedido. Esto no es un conflicto de ellos contra nosotros sino algo mucho más complejo. El espíritu de la marcha debería ser ciudadano. No sé que hacen los líderes políticos allí. Lo que deberían hacer es cambiar sus políticas. Choca ver al hijo de Omar Bongo [ex presidente de Gabón] o a Benjamin Netanyahu en la marcha implorando el respeto de los derechos humanos cuando sus políticas son uno de los motivos para la propagación de la violencia. Estamos necesitados de una nueva política en este mundo global.
¿Qué está fallando en Francia?
Francia tiene un problema doble. Cuando pase la conmoción, debe abrirse un gran debate sobre sus políticas en África o sobre como su Gobierno está actuando en Irak respaldando de un modo muy extraño los bombardeos. O de sus actuaciones en Mali. La política francesa en África tiene que ser reconfigurada y también debe acabar su silencio sobre las acciones israelíes y la masacre cometida el pasado verano. Su diplomacia tiene inconsistencias pero también resulta muy problemática su política interna. Se están islamizando sus males socioeconómicos. Lo que necesita Francia no es hablar de religión sino completar lo que debería ser un estado laico que garantice la justicia social y las políticas asistenciales y lleve a cabo una reforma educativa. En cambio, se está aceptando el discurso del Frente Nacional que islamiza los problemas, estigmatiza a los inmigrantes y difunde la islamofobia.
Se queja de que el rechazo al islam está impregnando también la narrativa de los partidos tradicionales europeos…
Sí. A la mayoría le alarma el crecimiento de los partidos de extrema derecha pero la verdadera inquietud es que se está produciendo una normalización de ese discurso en partidos del centro derecha e incluso de la izquierda
Se cuenta entre los que dicen sí a la libertad de expresión pero no a ‘Charlie Hebdo’…
Se lo dije al propio ‘Charb’ [Stéphane Charbonnier, el director de ‘Charlie Hebdo’ asesinado el miércoles] cuando participamos juntos en un programa de televisión hace un par de años. Usaba su libertad de expresión para estigmatizar a los musulmanes, pero al mismo tiempo su semanario había despedido en 2008 a un caricaturista que había dibujado una viñeta sobre el vínculo judío del hijo del presidente Sarkozy. No hay que tener mucho coraje para atacar a los sectores más débiles de la sociedad. Cuando ahora se dice que “somos Charlie” como muestra de compromiso con la libertad de expresión, yo respondo no. Estoy a favor de la libertad de expresión y lucho por ella pero no acepto la trampa de estar con la revista o situarse en contra de estos principios. Se puede estar favor de esos valores y en contra del uso que de ellos hace el semanario.
Hay quien insiste en que se ha escuchado poco la repulsa de los musulmanes…
No. La amplia mayoría de los musulmanes condena lo sucedido. Es el acto de un grupo marginal y muy reducido si lo comparamos con los millones de musulmanes que viven pacíficamente en Occidente. Quienes han perpetrado el ataque poseen una comprensión muy errónea del islam. Sus acciones no tienen nada que ver con el islam y vamos a librar batalla contra ellos. Los musulmanes europeos deben evitar el aislamiento y reivindicar su ciudadanía europea
¿Cómo evitar entonces la radicalización?
En Occidente debemos avanzar en la creación de sociedades pluralistas donde exista respeto mutuo y justicia social para tratar en igualdad con las distintas culturas. Al mismo tiempo, tenemos que trabajar en los países donde los musulmanes son mayoría promoviendo procesos más democráticos y transparentes; combatiendo la corrupción e impulsando políticas que respeten la dignidad humana
¿Asistimos a una guerra entre distintos modos de entender el islam?
Hablar de guerra entre los llamados musulmanes moderados y radicales es una simplificación. Tenemos diferentes corrientes e importantes desafíos como la relación entre suníes y chiíes, un asunto clave para Irak, Siria y el resto de Oriente Próximo pero también para Europa. Y no podemos negar que nos enfrentamos a gente violenta que no acepta la diversidad del islam y que asesina a inocentes, algo que se halla muy lejos de lo que islam realmente promulga
Los países árabes han condenado el ataque. Pero, ¿acaso no son parte del problema naciones como Arabia Saudí?
Por supuesto que Riad es parte del problema, igual que Occidente. Cuando hablo de las inconsistencias de la política occidental me refiero a eso: se ha tratado con Arabia Saudí buscando su dinero pero obviando su ideología. Los líderes europeos no pueden ahora dar lecciones de libertad de expresión cuando hacen negocios con un gobierno que no tolera la libertad.
¿Cómo será el mundo que viene?
Depende de los actores, de si logramos colaborar. La islamofobia seguirá jugando sus cartas pero debemos llamar a una movimiento de ciudadanos más allá de sus credos.

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